No todas las mamás habéis tenido una experiencia maravillosa con la lactancia, aquello que veíais tan fácil en algunas mamis se complicó para vosotras. Incluso pasaron semanas hasta daros cuenta de que el bebé no estaba haciendo ese sonido agradable al succionar y vuestro pezones estaban totalmente agrietados y doloridos que hacen que la mamá lo pase fatal y por lo tanto el bebé se encuentre muy incómodo, produciendo una espiral de acontecimientos que desembocan en el cese de la lactancia materna y una frustración inmensa de la mamá por no poder darle el pecho.
Muchas veces esta dificultad es debida a un problema de origen biomecánico, musculoesquelético o neurológico que se pasan por alto en las revisiones del bebé desde el momento del parto. Es necesario hacer un buen chequeo, ajustar su columna vertebral y trabajar para equilibrar su mandíbula con su cráneo para conseguir una alimentación más fácil y cómoda para los dos.
La capacidad de mamar en un recién nacido puede verse afectada debido a problemas neurológicos o musculoesqueléticos leves o graves.
Pueden existir alguno de los siguientes problemas biomecánicos o musculares:
1. Disminución del movimiento de la mandíbula que impide que el bebé se abra lo suficiente como para abarcar el pezón y la areola.
2. Una disminución en el rango de movimiento del cuello (columna cervical), que controla su capacidad para posicionarse cómodamente en los brazos de la madre o en el pecho.
3. Un déficit neurológico que se manifiesta como una falta de reflejos de succión.
4. Enganche ineficaz debido a una alteración de la acción de los labios o la lengua.
5. Respiración alterada
6. Una expulsión rápida de leche o un suministro excesivo de leche puede resultar en una acción muscular compensadora (apretar, etc.) para modular el flujo de leche.
Estos desafíos físicos y neurológicos pueden resultar de varios escenarios posibles relacionados con el embarazo o el parto, que pueden incluir:
1. Lesión (como resultado de tracción / manipulación / intervención ya sea manualmente o con fórceps o succión por vacío).
2. Separación prematura de la placenta / enredo del cordón, etc.
3. Deformidades congénitas como arco palatino alto, paladar hendido, lengua anatómicamente corta
4. Un trastorno del desarrollo genético como Pierre Robin o el síndrome de Down
5. Supresión farmacológica por fármacos administrados a la madre durante el parto
6. Procedimientos invasivos para eliminar el meconio o la inserción de una vía respiratoria que podría provocar aversión oral
7. Un feto también puede crear una huella neurológica en el útero chupando su propio pulgar, puño, brazo o pierna, creando así confusión en el pezón.
8. Cualquiera de una serie de retrasos en poner al bebé al pecho inmediatamente después del parto (falta de respuesta de una madre que ha sido anestesiada, retraso en los procedimientos, es decir, suturar una episiotomía, intervenciones médicas para el bebé) o la introducción de tetinas de plástico o suplementos de fórmula debido a una mala gestión puede interferir con el buen comienzo entre la mamá y el bebé.
El cuidado quiropráctico, según la literatura, revela que hay una mejora o resolución del problema. Las subluxaciones del cuello y el cráneo son una de las condiciones más importantes a descartar al abordar las dificultades con la lactancia.
Los ajustes quiroprácticos en las primeras etapas del desarrollo neurológico abordan de manera segura y efectiva la disfunción y ayudan a restaurar los patrones de succión naturales y eficientes para los bebés.
Si conoces alguna pareja mamá y bebé que luchen con la lactancia materna, hazles llegar esta publicación y…¡ háblales sobre la quiropráctica!
Mediterráneo Quiropráctica
Centro especializado en la columna vertebral y Sistema Nervioso